
En la mitología escandinava Odín era el dios entre los dioses, el jefe al que había que respetar por encima de todo. Por otro lado estaba Frigg, su esposa. La diosa de la fertilidad, el amor, el hogar, el matrimonio, la maternidad y las artes domésticas.
Esta diosa tuvo dos hijos Balder y Höðr.
Balder era el dios más querido por todos, el más bello y por el que la mayoría de los dioses sentían verdadera debilidad, incluido Odin. Sin embargo, había alguien que no le tenía en mucha estima. El Dios Loki estaba bastante resentido por aquel entonces con el resto de los dioses mayores, y por tanto su estima hacia Baldr era más bien poca.
Un día Balder comenzó a tener unos sueños muy oscuros, pesadillas que no le dejaban descansar y que atormentaban sus noches. Odín decidió ir hasta la morada de Hela para que esta pudiera leer los sueños de su hijo. Hela se molestó bastante ante la insistencia del dios, no obstante accedió y reveló que estos sueños eran una premonición de la futura muerte del hijo de Odín.
Esta noticia hizo que su madre Frigg reuniera a todos los dioses y creara paso por paso una larga lista con absolutamente todo lo que podía matar a Balder. En esta lista se encontraban mezcladas enfermedades, árboles, animales, plantas, venenos etc. A continuación hizo jurar a todos esos seres que jamás dañarían al dios. Todos aceptaron y los dioses respiraron aliviados pensando que Balder estaría así protegido. Estaban tan seguros de ello que incluso se reunían para tirar cosas al dios y mostrar así su invulnerabilidad, ya que todo lo que era lanzado cumplía a la perfección su promesa de no atacar ni dañar al dios.
Esta muestra de amor desmesurado por parte de los dioses molestó mucho a Loki, que en un momento dado decidió que debía terminar con la vida del joven Balder. Éste se disfrazó de anciana y se dirigió a tener una conversación con Frigg. La diosa no tenía ni idea de que en verdad era Loki quien se escondía tras esa máscara de arrugas así que confesó a la anciana que había una pequeña planta, el muérdago, a la cual no le había pedido juramento ya que era muy insignificante y joven para poder hacer daño al dios.
Contento por lo que había descubierto, Loki se dirigió a recoger una muestra de esa planta y construyó una flecha que sin duda alguna lograría arrancar la vida a Balder. No obstante, ahora le faltaba encontrar a alguien que pudiera lanzarla por él para que no hubiera sospechas sobre su persona. El dios eligió a Höðr, el hermano de Balder, el cual era ciego y no tiraba nada ya que ni veía ni tenía armas. El dios ciego accedió a jugar sin saber que esa flecha terminaría con la vida de su hermano y finalmente la estrategia de Loki logró su fin.
Los dioses, y en especial su madre Frigg, estaban completamente destrozados con la noticia. La diosa decidió en un acto desesperado acudir a Hela e implorar que dejara a su hijo salir del reino de los muertos. Hela se sintió benévola y declaró que si todas las criaturas y cosas lloraban a Balder, este podría regresar al mundo de los muertos.
El problema surgió cuando todos lloraron y se dieron cuenta de que Loki no lo hacía. Ante las suplicas de Frigg el dios respondió que Balder no había hecho nada por él, y que por tanto no tenía la obligación de llorarlo. Así fue como este dios condenó a Balder a permanecer confinado en el reino de los muertos.
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